sábado, 24 de enero de 2015



Crónica  Ironman Lanzarote 2010

Me levanto a las 4.30 de la mañana para ir a desayunar, me noto un poco nervioso, pero en el desayuno aplico el plan previsto o sea zamparme todo lo que me entre. Cuando estoy pa reventar me voy para la habitación y despierto a la rubia (Mariluz) y me preparo para irnos hacia los boxes.
Llegamos pronto y como la rubia no puede acceder, me voy a echar un ojo a la bici. Compruebo que está en su sitio y cojo referencias para localizarla rápidamente cuando toque. Como estaba por allí el chaval de la hinchadora le pido que me hinche las ruedas un poco, “Estamos poniendo 7 kilos”, me dice, pues nada dale 7 kilos. Lo que me faltaba más peso en la bici… jejeje. Con la bici en orden, me voy para la carpa y me encuentro con Eli (ñaflas), el que me recomendó el hotel donde me hospedé, me hago una foto con él y le comento que la rubia estaba sola. Enseguida nos presenta a su familia y la rubia se queda con ellos (gente patanegra). Y según me comentó luego, se lo pasó mejor que yo. Bueno, a lo que iba, me como una barrita energética y con el neopreno ya completamente puesto, me dirijo a la salida siguiendo a Eli, que me va dando indicaciones de donde nos vamos a ubicar y porqué. El momento de estar esperando a que se dé la salida es espeluznante, no me podía estar quieto, me temblaba todo y de repente, la cuenta atrás y pistoletazo de salida, nos deseamos suerte y nos dejamos llevar por la marea humana… y ya estás nadando. A los 5 minutos empiezo a pensar "coño, el ironman ya ha empezado" hasta ese momento lo estaba viviendo como si lo viera desde fuera, no era plenamente consciente.
Aquello era una escabechina, la gente no paraba de cruzarse y me tocó nadar detrás de uno que me hiciera de parapeto, aunque podía nadar más rápido, decidí hacerlo así porque ya me había llevado dos hostias, y aún me quedaba por recibir una patada en la cara, pero bueno al final en la natación 1hora y 15 más o menos. Salgo corriendo para hacer la transición y mi novia me grita desde un lateral "eh" la miro y me parto de risa, porque estoy tan flipao con lo que me está pasando que parece que me haya fumado algo. Entro en la carpa y me cuesta encontrar sitio para cambiarme, al final lo encuentro y empiezo a quitarme el neopreno, me lo quito y saco lo de la bici de la bolsa y me pongo el culote, después el maillot, ¡coño! que no me he puesto los tirantes, me quito el maillot me paso los tirantes y cuando voy a ponerme el maillot, ¡coño! la cinta del pulsómetro se me olvidaba ponérmela, hala otra vez tirantes abajo, ¡joder!, seré cafre. Bueno al final consigo ponerlo todo en su sitio y le pido un poco de crema a la chica y me voy a por la bici, pillo la bici y me voy a la salida, me monto en la bici y a pedalear. Me cuesta un poco adaptarme a la bici, no te he contado que la alquilé en la isla, ya que no podía transportar la mía en el avión por falta de sitio en la bodega, y no funcionaba el cuentakilómetros, así es que, sólo lo usé para mirar la hora. Bueno, a lo que iba, que no me sentía cómodo del todo, el asfalto era muy rugoso y la hinchadora se me soltaba cada dos por tres, decido parar a quitarla y ponérmela en un bolsillo del maillot. En la bici sólo tengo un botellín de 1/2 litro y ya llevaba medio vacío. Me daba cuenta de que estaba rodando muy despacio, enseguida primer avituallamiento, pillo un botellín de agua y otro de powerade. En un ratito paso por el km 20 miro el pulsómetro y llevo 1h y 3 minutos. ¡Me cago en la.....! no puede ser que vaya tan despacio, como siga así tardo 9 horas en la bici y en Alicante me van a llamar de todo, pero bueno, tranqui que ya vendrán tramos mejores. Sobre el km 45 me da un pequeño bajón pero sigo adelante. Me extrañan estos bajones tan pronto. Sigo comiendo geles y algún trozo de plátano y bebiendo cuando toca, y los kilómetros van pasando. En algunos tramos sopla aire y me toca ir agachado, pero el paisaje es bellísimo y estoy disfrutando con la gente con la que cruzo algún comentario. En la cola del pelotón hay ambientazo, algunos incluso se ponen a conversar como si fuera la salida del domingo, jajaja. Me adelanta Alex(el patas), gracias al que pasé un rato genial la cena de la pasta y conocí a gente del foro, luego me enteraría que su madre y mi novia fueron compañeras de asiento en el avión.  Hago la subida al mirador de haría y recojo la bolsa de alimentos personales, pero como viene bajada fuerte y tengo ganas de darle candelita a las piernas, me la cuelgo del cuello y me voy a por la bajada como un energúmeno. De repente me doy cuenta que las curvas son muy cerradas y me toca pisar a tope el freno, pero adelanto a 8 ó 10 en la bajada, como no conozco la velocidad a la que voy, pues nada, me imagino que a 50 o por ahí. El asfalto en algunos tramos es un pelín malillo, pero yo a lo mío. Al final de la bajada, otra vez hacia arriba, ahora toca mirador del río. Sigo comiendo y bebiendo como tenía planeado y llegados a este punto me siento mejor que cuando empecé a pedalear. Coronado el mirador del río, durante el último tramo nos acompañan a mí y un grupito que voy adelantando, en la subida, dos chavales con mountain bike, que nos van animando. El apoyo de la gente es im-presionante, en dos palabras. Ahora toca bajar otra vez y me empleo a fondo, vuelvo a adelantar gente que es un poco más cauta que yo, pero yo a lo mío, puedo ir bastante rápido, pero si piso a tope se me saturan las piernas, empiezo a sentirlas cansadas. Terminada la bajada, viene un poco más llano y aprovecho para comerme el sándwich de jamón, que por cierto a estas alturas está hecho unos zorros, me lo zampo y a seguir pedaleando. A la altura del kilómetro 130 ya me empiezo a encontrar pelín cansado y me duele el culo horrores, me tengo que levantar del asiento cada dos por tres, pero sigo adelante. Van cayendo los kilómetros y los diez últimos me siento muy bien de nuevo. Últimos tres kilómetros y me siento genial. Ahora toca coger la bolsa de run y cambiarme, me meto en la carpa, pillo sitio y me empiezo a cambiar, esta transición me la tomo con más calma y después de vestirme espero para que me pongan crema e insisto en la cantidad porque ya voy un pelín quemao. Salgo hacia el inicio de la maratón y empieza el último tramo. Lo primero, el avituallamiento, paro y pillo cola y un trozo de plátano, de canarias, claro. Un poco más adelante paro en un aseo, aligero peso de la vejiga y hala a correr se ha dicho. Enseguida coincido con un chaval de Madrid y empezamos a conversar, como vamos a un ritmo muy similar corremos juntos. Transcurre la carrera sin grandes acontecimientos. Me cruzo con Alex(patas) y con Eli(ñaflas), en dos ocasiones, el cabronazo nos está recortando tiempo en cada vuelta. Paramos en todos los puntos de avituallamiento y el plátano y la naranja no los perdonamos, en lo referente a la bebida, unas veces cola, otras powerade y en alguna ocasión agua, el calor aprieta bastante y se nota. La primer vuelta, que son 21 kilómetros muy bien, casi sin darte cuenta lo tienes hecho. Luego quedan dos vueltas más de poco más de 10 kilómetros. La primera bastante bien y la segunda y última pasé un pequeño bache pero me recuperé pronto, mi compi de fatigas lo pasaba bastante peor que yo, no paraba en los avituallamiento porque luego le costaba muchísimo arrancar, pero seguía adelante como un jabato. Por fin últimos 200 metros, hablamos de cómo afrontar la llegada a meta, yo decido que sin gorra, sin gafas, sin cinta y me arreglo el pelo lo que puedo y con mi novia de la mano entro en la meta, 13 horas 14 minutos 50 segundos y más feliz que él guerra y detrás de mí, Juanjo, mi compañero de fatigas maratonianas, me felicita el director de la carrera, como hace con todo el que llega. Me voy a dar un masajito, recojo las bolsas, el diploma, la bici y al hotel.
Ahora, escribiendo esta crónica, me están dando ganas de volver el año que viene, ya veremos, porque no será tan fácil.

miércoles, 19 de enero de 2011

VIVIMOS DESDE DENTRO EL IRONMAN CANARIO, LA PRUEBA MÁS DURA DEL PLANETA


En Lanzarote existen los superhéroes

• Los hombres de hierro son insuperables. Nada les impide superar un reto apasionante y mayúsculo • La XIX edición del Ironman conejero se la llevó, en categoría masculina, Eneko Llanos y, en categoría femenina, Catriona Morrison. Compitieron contra otros más de 1.500 humanos que no lo parecen y que tienen una mente prodigiosa

DELFÍN MELERO. Lanzarote 24/05/10 - 00:36.

Amanece en Lanzarote. Sale el sol y lo hace asustado. Ha tenido que dejarse ver antes de tiempo para iluminar a más de 1.500 superhéroes. Ver para creer. Se lo aseguro. Es el inicio del Ironman, la prueba más dura del planeta que tiene su capítulo más retorcido en territorio conejero. El reto es apasionante.

Los hombres de hierro no son personas corrientes. Los límites no existen para ellos en el mar y en la tierra. Sólo les falta volar para sentirse diferentes. Son capaces de superar todos los obstáculos, incluso los propios que tiene el cuerpo. La mente puede con todo. La palabra abandono no está dentro de su vocabulario. Es el superarse y estar por encima del bien y del mal. Los hombres de hierro no tienen superpoderes, pero su espíritu de superación abruma.

Algunos finalizaron la prueba cerca de la medianoche después de más de 17 horas sintiéndose de hierro. Parece mentira, pero los abandonos son escasos



El ironman que sobresalió por encima del resto fue, este año, en categoría masculina, Eneko Llanos, vasco y español (La escocesa Catriona Morrison venció al resto de mujeres). Acabar la prueba por debajo de las 9 horas, 8:37.43, es un prodigio. Nadar 3.8 kilómetros, recorrer 180 en bicicleta y cruzar volando la meta, después de otros 42 kilométros a pie, se escapa de los límites físicos del hombre. Parece una temeridad.

Eneko lo logró y no sólo él. Los triatletas profesionales conviven con atrevidos deportistas llegados de todos los rincones del planeta. Hubo récord de participación, otro año más. Unos finalizaron la prueba cerca de la medianoche. Aunque parezca mentira, los abandonos son escasos. El tirar la toalla no está dentro de los hombres de hierro, la mayoría de ellos superhéroes por diversión, que llevan preparando todo el año ese día cuando no están en la oficina.



El ritual de cada año

Lanzarote entiende y disfruta con su Ironman, evento que cumplirá el año que viene dos décadas en territorio canario. Levantarse a las 5 de la mañana para ver el espectacular inicio de la prueba, a las 7, en la Playa Grande del Puerto del Carmen, es un ritual. Lanzarote se vuelca con los triatletas, protagonistas de principio a fin. Los voluntarios y los encargados de la organización, unos 4.000, también forman parte de una aventura que, si no, sería inimaginable.

La experiencia, desde lo ya vivido, es impagable. Los ojos de un servidor nunca pensaron ver a más de 1.500 conscientes nadando cuando el sol todavía estaba quitándose las legañas, ni descubrir el inconfundible y único paisaje conejero al lado de unos hombres que parecen de otro sistema solar en una bicicleta, segundo episodio de su película. Cada pueblo, cada lugar, dio la bienvenida a sus supérheroes, los que una vez al año se aparecen por sus calles. Son los hombres de hierro y les aseguro, que existen y son de carne y hueso.